La octava edición de Ver y Revelar inició una soleada tarde de otoño en el Centro Solterreno, ubicado en la Vall de Laguar, un hermoso valle rodeado de almendros y cerezos, con increíbles vistas al mar Mediterráneo.
Tres días de convivencia para despertar la creatividad, la curiosidad por descubrirse y la inspiración para iniciar un proyecto fotográfico personal.
Cada Ver y Revelar es diferente, porque diferentes somos todas las personas que participamos, porque cada grupo crea su propia oportunidad de crecimiento.
Hemos aprendido el poder de transformación y proyección de las imágenes. Cuando habla la fotografía produce revelaciones directas, insights, que resuenan directamente en nuestra emoción, que derrumban muros y nos permiten ser conscientes de que la realidad puede mirarse y revelarse de otra manera, mucho más auténtica, saludable y feliz.
Las imágenes que crea cada persona dependen de la propia historia, del modo particular de ver la vida, revelan emociones, sentimientos, muchas veces ocultos, mensajes únicos para quien crea, pero también para la persona que mira.
Durante esta experiencia hemos iniciado un proyecto personal; utilizando la creatividad colaborativa. Proyectos que nacen en unas horas pero que ejercen tal fuerza emocional que se recuerdan toda la vida.
Nos sentimos felices porque la experiencia formativa Ver y Revelar ha despertado ilusión, ha alimentado mentes creativas, empujando la curiosidad para encontrar luz y arte en lo más cotidiano, conociendo que la fotografía es una gran herramienta de autoconocimiento y descubrimiento, el camino para una nueva afición, un viaje para desarrollarnos como seres humanos, encontrando y reconociendo nuestras fortalezas.
Gracias al maravilloso grupo de seres humanos por su presencia, valentía y confianza: Adela, Andrea, Adela, Verónica, Sònia, Tiina, Maribel, Gracia, Sabine, Pablo, Antonio, Cristina y Almudena. Gracias por hacerlo posible.
Si quieres aprender más sobre fotografía y desarrollo personal te invitamos a conocer: