El único viaje, es el viaje interior
Rainer Maria Rilke
La primera vez que vi un trabajo de Bárbara Traver fue en el Estudio Paco Mora, formaba parte de la exposición, y, aunque fui a recoger un revelado, no pude dejar de mirar el trabajo allí expuesto y anotar el nombre de la artista. Esa mirada hacia el ser humano con la cara cubierta me llevaba a reflexiones sobre la diferencia, la integración social, la primera impresión, cómo percibimos al otro o mi presencia.
Bárbara Traver es una fotógrafa joven pero con un trabajo serio y comprometido con los temas que le apasionan y que a mí –espectadora algo obsesionada con la fotografía como herramienta de introspección y desarrollo personal–, me atrapan.
Su trabajo es contemporáneo, conceptual y propone la reflexión, por eso, hace unos meses, la invité a formar parte del capítulo Artistas que atrapan a los más pequeños, del libro Fotografía para crecer con su proyecto Human. Este fue el texto que me envió con las preciosas imágenes que lo acompañan. Si era fan de su trabajo, ahora también lo soy de su persona.
Te invito a leer sus palabras y descubrir su trabajo. El significado de sus fotografías se encuentra en la interpretación libre; sentir y sentirse con la obra presentada y que se te encoja el corazón. Son artistas como ella, auténticas, sinceras y reales las que necesita el mundo para reflexionar, para mirarnos un poco más en el entramado de esta humanidad.
Empecé con la fotografía tras una desesperanza a los doce años y que llevaría arrastrando a mis espaldas.
La idea de fotografiar en silencio aquello que se me pasaba por la cabeza, pero que no sabía por qué, por pocos conocimientos sobre la vida, hizo que el paso del tiempo fuese más leve, como un salvavidas. Es por ello que uso la fotografía, el autorretrato, como forma de introspección, no siempre teniendo que usar mi cuerpo para ello. Esta introspección la encuentro en la cotidianidad, en una emoción, diría yo, casi infantil. Infantil en el hecho de que a medida que crecemos nos sentimos cada vez más juzgados, existiendo unas normas sociales que hace que nos olvidemos de los sentimientos o teniendo que buscar siempre nombre a lo que no existe.
En mi serie Human hablo de una forma visual sobre los prejuicios que nos hacemos ante lo evidente, la crítica sin fundamento suficiente. Cubro cada pieza con el elemento que me generaron los sujetos en la primera impresión –todos ellos cercanos a mí–. Al ocultar su rostro, hablo de una identidad que se esconde más allá de estas piezas, así el observador tiene la curiosidad de saber más del retratado y no se queda con una primera impresión. Estos prejuicios es algo que nos marca de por vida, olvidándonos de que al final todos somos humanos.
Intento entender mediante la fotografía la identidad del ser humano, la mía propia en cuanto a los estigmas sociales que han sido impuestos; el misterio que se crea en la incertidumbre del no saber, ese casi sin aliento, el no-rostro al sentirse pequeña ante tanta inmensidad, o la misma vulnerabilidad que entra sin llamar. Eso hace que quiera hablar de una emoción más profunda para así llegar a una catarsis, a la aceptación de una misma como persona.
Muchas de estas inquietudes –de la experiencia creo que no hace falta hablar– no siempre vienen dadas desde la rama fotográfica, aunque sí es cierto que lo hace desde lo más visual. Estas referencias pueden ser desde un libro que esté leyendo o una serie que emitan a las seis de la mañana en la televisión. Existe algo que nos da un vuelco en el estómago, una curiosidad o sorpresa que tal vez se haya estado incubando y tengamos la necesidad de vomitar, de parir.
En cuanto a mis referentes en fotografías son Rinko Kawauchi por esa capacidad de adentrarme en su cotidianidad, haciéndome participe en su mundo y sintiendo en cada fotografía una primera emoción. Es como volver a ver todo por primera vez o llegar al hogar y encontrarse la chimenea encendida. Por otra parte, encuentro en los trabajos de Sophie Calle la intimidad de lo humano desde lo más sincero. Esta intimidad, diría yo que casi grotesca, me lleva a la madurez. Son dos artistas que nunca hace que me olvide de donde me encuentro, mi parte más niña, junto a la vida más madura; en ambas me complemento.
Bárbara Traver
Puedes conocer más su trabajo en www.barbaratraver.es
Hablamos de ella en Propuesta de fotógrafas emergentes para marcas oficiales
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