Como medio diagnóstico en el conocimiento de la locura, las diferentes posiciones, actitudes y faces (…), se perpetua esta parte de examen práctico por medio de la fotografía.
Tomàs Dolsa i Ricart
La fotografía como instrumento terapéutico en salud mental, así se llama el artículo de el Óscar Martínez Azumendi, realizado en 2016 para el nº 17 de la revista Atopos. Salud mental, comunidad y cultura, en el que desvela la relación entre la fotografía y la psiquiatría a lo largo de la historia, inspiración de este artículo que lees. Descárgalo aquí.
Oscar Martínez Azumendi, Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en psiquiatría. Jefe de Servicio de la Red de Salud Mental de Vizcaya. Ha sido director de la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y es miembro de consejo editorial de diversas publicaciones (Alternative Health International, Science, Discourse and Mind, Norte de salud mental, Rehabilitación psicosocial…). Profesor en diversos másteres universitarios y con una dilatada trayectoria en investigación clínica y de evaluación de servicios, se ha interesado por el papel de la fotografía en la historia de la psiquiatría, habiendo sido comisario de exposiciones de carácter histórico. Es creador y autor del blog Imágenes de la Psiquiatría psiquifotos.com.
Puede que el inicio del uso de la fotografia en entornos patológicos fuera impulsado por el precursor de la psicopatología Jean-Marie Charcot en la Iconographie Photographique de la Salpètrière.
Jean-Martin Charcot (1825-1893) trabajó y enseñó en el Hospital Salpêtrière de París, originalmente una fábrica de salitre. El siglo XIX trajo reformas humanitarias en el tratamiento de la discapacidad mental y La Salpêtrière pasó a ser un hospital psiquiátrico bajo la administración de Charcot. Su investigación allí le trajo estudiantes y admiradores de toda Europa, incluido al joven Sigmund Freud.
Charcot se hizo famoso por su trabajo en neuropatología a través de una serie de conferencias sobre histeria, la primera de las cuales se dio en junio de 1870. Su método intentó correlacionar signos observables de histeria en pacientes con lesiones en el cerebro descubiertas a través de una eventual autopsia. Tenía la intención de proporcionar una descripción objetiva de la histeria y la epilepsia y sus relaciones, a través de la última tecnología de la época: la fotografía.
Un total de 119 imágenes en blanco y negro, en su mayoría fotolitografías, muestran a pacientes jóvenes en diversas etapas de «ataques» histéricos. Se acompañaban de historias clínicas, como frecuencias de respiración y pulso, descripciones físicas extremadamente precisas como mediciones de la circunferencia de la cabeza y las extremidades, e incluso transcripciones de los delirios de los pacientes.
Las fotografías reproducidas están etiquetadas de acuerdo con las etapas del ataque histérico como Charcot identificó y nombró:
Période épileptoide , placa 13.
Presencia de convulsiones, contracciones musculares o arrebatos.
Actitudes pasionales-extase. Lámina 23.
Gestos apasionados, éxtasis visible o retraimiento en estados contemplativos o incluso beatíficos.
Béatitude. Lámina 38.
Si bien es cierto que se intuía una potente herramienta, las cámaras han estado alejadas de los entornos psiquiátricos por varias razones de peso, la primera por proteger la intimidad de las personas, pero también para no visibilizar prácticas abusivas que ocurrían en estas primeras instituciones.
Así el uso de la fotografía se definía dentro de los espacios psiquiátricos de dos formas:
- Por su contenido, utilidad y propósito. Una fotografía documental, investigación, testimonio o incluso de denuncia.
- Como herramienta de uso psicológico; como diagnóstico o instrumento terapéutico, sea ocupacional o como expresión de contenidos emocionales.
Estas primeras experiencias del s.XIX se fundamentaban en teorías fisionómicas, basadas en describir la enfermedad mental desde la apariencia y la representación. Fue a mediados del s.XX cuando se vió la utilidad potencial que la fotografía podría tener como medio terapéutico y diagnóstico de forma más amplia.
Así podemos encontrar el trabajo de Hugh Welch Diamond (1809-1886), citado como padre de la fotografía psiquiátrica, médico y aficionado a la fotografía. Entre 1848 y 1858, siendo superintendente del departamento de mujeres del Surrey County Lunatic Asylum, y fundamentando su trabajo en las teorías fisonómicas, retrató a las pacientes para ilustrar los diferentes tipos de locura y así definir el diagnóstico en base a la expresión facial de las enfermas.
En 1952 realizó su primera exposición en la Society of Arts, titulada Tipos de Locura, en 1856 dio una conferencia en la Royal Society describiendo las tres funciones de la fotografía en el tratamiento de la salud mental:
- El registro del aspecto externo.
- Método de identificación de pacientes
- Tratamiento de la auto-imagen. (Aquí nace la fototerapia)
Pero antes de Diamond, en 1849 y habiendo nacido el mismo año, Thomas Story Kirkbride (1809-1883), utilizó el invento precursor del cinematógrafo, las transparencias fotográficas para la linterna mágica, como parte del tratamiento, ocio y tiempo libre de sus pacientes.
Defensor de los enfermos mentales fundó el Plan Kirkbride para la adecuación de la atención médica y la normalización de los edificios que albergaban a los pacientes en un estilo para la recuperación y la curación de la enfermedad mental, en la creía firmemente.
La forma del edificio en sí debía tener un efecto curativo, un aparato especial para el cuidado de la locura, mejorada y adornada con buen gusto. Fue uno de los precursores de la Asociación Americana de Psiquiatría.
En 1844 Duchenne de Boulogne (1806-1875) médico e investigador clínico francés del considerado pionero en la neurología y en la fotografía médica, en su libro Mecanismo de la fisionomía humana o análisis electrofisiológico de las pasiones aplicable a la práctica de las artes plásticas, habla de la utilidad de las fotografías en las representaciones del rostro humano. El modelo fotográfico de sus imágenes era una persona que tenía paralizados los músculos faciales, por lo que sus expresiones eran producto de las estimulaciones eléctricas.
Sus experimentos le permitieron concluir que la verdadera sonrisa de felicidad está formada por los músculos de la boca y también por los de los ojos, este tipo de sonrisa en la llamada Sonrisa de Duchenne.
Charles Darwin que incluyó varias de las fotografías de Duchenne en su libro The Expression of the Emotions in Man and Animals (La expresión de las emociones en el hombre y en los animales).
A partir de este momento la fotografía se fue extendiendo con rapidez despertanto el interés de muchos psiquiatras aficionados que documentaban los cambios físicos asociados a los tratamientos.
En España, los primeros documentos sobre la utilización de la fotografía médica en Barcelona se conservan en el Instituto Frenopático de Les Corts. Hospital psiquiátrico fundado en 1863 por Tomàs Dolsa i Ricart (1816-1909), y Pau Llorach i Malet (1839-1890).
En 1863 el doctor Tomàs Dolsa viajó a Francia para informarse de la aplicación de la fotografía a la psiquiatría. Posteriormente escribió un documento titulado Fotografía como medio diagnóstico en el conocimiento de la locura donde comenta la instalación de un estudio de fotografía del que no queda ningún testimonio gráfico: Hay un magnífico taller de fotografía, cuyo destino será objeto de un capítulo aparte.
Dolsa explica que el valor del dibujo y la fotografía psiquiátrica fue señalado por Jean Etienne Dominique Esquirol (1772-1840), Joseph Guislain (1797-1860), M. Leurent y Benoit Auguste Morel (1809-1873), responsable de la instalación de un laboratorio fotográfico en Saint-Yon. Loret hizo lo propio en el asilo de Quatremares.
Anuncia el valor de la fotografía como medio de diagnóstico y comenta la adquisición de un equipo fotográfico. El taller de fotografía del Instituto Frenopático de Les Corts estaba, al parecer, en pleno funcionamiento en 1882.
También disponía de un álbum con fotografías psiquiátricas:
Como medio diagnóstico en el conocimiento de la locura, las diferentes posiciones, actitudes y faces porque pasa el conjunto clínico del hombre alienado, se perpetua esta parte de examen práctico por medio de la fotografía, y se cuenta con un álbum completo de ejemplares de las diferentes especies nosológicas conocidas.
En el manicomio de Sant Boi, fundado en 1854, se utilizó la fotografía como terapia. En 1892 el doctor Artur Galcerán Oranés (1850-1910) publicó El moderno Manicomio de San Baudilio de Llobregat, donde nos dice lo siguiente:
La ganadería y la labranza ocupan un gran número de asilados, mayormente durante la recolección de los granos, frutas y flores. Se han construído talleres para carpinteros, ebanistas, pintores, impresores, encuadernadores, fundidores, herreros, sastres y además una especiería, una farmacia, un depósito de granos y una librería. (…) Hay talleres de cromolitografía y fotografía, mereciendo elogio los especiales trabajos de esta sección.
Es curiosa, no como terapia, sino como uso didáctico, la fotografía médica del neurólogo catalán Lluís Barraquer i Roviralta (1855-1928), cercano al arte contemporaneo más actual.
En su archivo fotográfico, existen numerosas reproducciones que utilizó para dar clases y conferencias. Sus fotografías clínicas suelen ser de muy buena calidad. En muchos casos puede apreciarse una influencia del doctor Duchenne de Boulgne. Barraquer trabajaba de forma habitual con diapositivas de vidrio. A su muerte dejó una colección de unas 2.000 placas.
Tomás Dolsa define la fotografia en entornos médicos y refiriéndose a la óptica dice:
Ella nos ha ofrecido una serie de lentes de una aplicación inmediata, como agentes vivos del sentido de la vista. Nos ha legado el telescopio, cuya potencia de acción a larguísimas distancias, nos pone en relación con otros mundos, que sin su auxilio nos serían completamente desconocidos. Nos ha legado el microscopio, cuyos usos en medicina son bien conocidos por todos; tanto que en la sección de anatomía se ha hecho una subdivisión de ella conocida con el nombre de anatomía microscópica: instrumento que engrandece considerablemente las imágenes de los cuerpos, como vivos: poniéndonos igualmente en relación con otro orden de cuerpos, así muertos, como vivos, que en vano nos esforzaríamos, o se esforzarían los ojos del mejor observador para descubrirlos. De todos modos, la óptica ha engrandecido asombrosamente la esfera de actividad del hombre, y el hombre a fuer de inteligente no se cansa de ensanchar cada día más sus útiles aplicaciones. La fotografía es una de ellas. La fotografía es pues, el arte de fijar por medio de la acción química de la luz la imagen de los objetos esteriores.(…)
¿por qué razón los médicos alienistas, que tiene en la fisionomía de sus enfermos dibujados de relieve los elementos característicos de sus dolencias, no han de ser otros tantos pintores, escultores y fotógrafos, que eternicen en sus gabinetes, la serie de representaciones mórbidas que en el decurso de su enfermedad se dan tan claramente? Al médico alienista no le debe ser indiferente; y este medio de investigación que nosotros seguimos, aconsejamos o recomendamos, le es sumamente útil.
Puesto que de la fisionomía hablamos, ¿qué es la fisionomía? El conjunto de representaciones físicas y fisiológicas observables a la simple inspección, indicadoras de otras tantas representaciones morales, intelectuales y afectivas del hombre. ‘La fisonomía es el hombre’ (Bufon). Se la ha llamado también ‘espejo del alma’. Resultante móvil de las expresiones particulares, refleja en efecto, como dejamos indicado en la definición, de las diversas fases de la inteligencia, de los sentimientos, de los instintos, de las pasiones vicios y virtudes y caracteres.
Si para demostrar el interés profundo que debe inspirar á los alienistas, hiciéramos una reseña histórica de los hombres que se han dedicado en esta parte, veremos que Hipócrates mismo debe una importancia superior al estudio de la cara; y que este estudio ha sido imitado por sus más ilustres sucesores Ariosto, Adamansio, Molier, Lavater, Porta, Curdan, Levi, Lachambra, Lepeletier y otros muchos.
La medicina mental no puede olvidar, ni desconocer la fotografía como medio de diagnóstico. En la locura el trastorno de la fisionomía toma con frecuencia exageradas formas y proporciones, ofreciendo según la naturaleza de la perturbación intelectual los aspectos más bizarros, los contrastes más señalados, la concentración o movilidad más sorprendente. Estas se han observado y se observan en los enfermos: y para que no se borren jamás de la memoria del observador, se pide a la fotografía que los reproduzca. (…)
En nuestro instituto contamos ya también con un máquina para el mismo objeto, que no tardará mucho en funcionar y que nos prometemos de ello, una nueva vía de contento y de provecho para la ciencia y la humanidad.”DOLSA, circa 1863, FOTOGRAFIA Como medio diagnóstico en el conocimiento de la locura
La fotografía como herramienta terapéutica fue utilizada e investigada por muchos médico y psiquiatras con diferentes técnicas y recursos individuales y grupales:
-Auto-reconocimiento y auto-imagen corporal.
-Reacción y emociones expresadas ante las imágenes.
-Discusiones.
-Fines proyectivos.
Las técnicas terapéuticas que se utilizan en fotografía se apoyan y priman el análisis de las instantáneas personales y álbumes familiares, para más tarde pasar este protagonismo al propio acto creativo como medio de construcción de narrativas personales.
Hasta aqui la primera parte de esta historia apasionante, puedes seguir en la segunda parte donde encontrarás experiencias del siglo XX y la actualidad. Estaré encantada de recibir todos vuestros comentarios y aportaciones a esta entrada.
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