La memoria es la preservación interior del pasado,
pero también es lo único que da alguna luz al presente
y algún sentido a los posibles futuros.
El tramvia groc. Joan F. Mira
La potencia evocadora de las imágenes está ampliamente estudiada, a través de ellas se puede verbalizar e incluso rescatar de la memoria recuerdos olvidados e historias que forman parte de la memoria individual y colectiva. En ese sentido, la imagen fotográfica es una buena herramienta para promover el discurso histórico y la memoria de cualquier persona.
Además, la visualización de una imagen puede estimular en quien la observa la capacidad de generar conceptos y pensamientos tan abstractos como los atribuidos al lenguaje escrito. Nuestros recuerdos no se organizan en línea, sino que, gracias a ciertos estímulos convergen en un punto.
Por ello, a partir de una fotografía podemos generar un tiempo de narración paralelo a nuestros recuerdos, que en principio se mantienen aislados, como instantes fotográficos y que desencadenan una serie de conexiones elaborando una narración más extensa; podemos partir de un instante para recrear todo un proceso compuesto por nuevos instantes que, conectados, permitan discurrir por la memoria. Por tanto, la fotografía estimula la evocación de un proceso muy amplio de recuerdo.
Fotografía David Hockney
La fotografía no es sólo un soporte para la imagen, es además un soporte de y para la memoria, ya que su fuerza y atractivo reside en la capacidad de suspender el tiempo y centrar el espacio en un instante.
La imagen favorece la evocación de recuerdos de la persona conectándolos con el presente, y estimula la expresión de vivencias pasadas así como la capacidad de autorreconocimiento, consiguiendo fortalecer y consolidar la propia identidad. En este sentido, se puede reconocer la identidad individual como experiencia de la identidad colectiva del lugar que se habita.
Pero, la fotografía es un elemento clave también en la memoria colectiva, transciende el interés individual y se construye como restos de un pasado, como recuerdos visuales de una memoria compartida. Podemos hablar de una memoria visual colectiva, que pertenece a toda la ciudadanía en base a experiencias o espacios comunes compartidos.
Podemos destacar tres aspectos de la fotografía como memoria:
- La imagen es parte del proceso intelectual de reconocer, pensar y reflexionar el entorno, sus objetos y los acontecimientos que allí sucedecieron.
- La conexión con lo emocional se hace más viable a partir de la imagen, ya que el recuerdo, la memoria y su significado se fundamentan en un objeto
- La imagen señala lo que merece ser expuesto y reconocido, pero también, la ausencia representa aquello que ya no es o que ha dejado de ser.
Para este proceso de identificación de la fotografía con la memoria humana, existen diversas explicaciones; algunas de ellas vienen trazadas por las teorías de la percepción, estudios de psicología, las investigaciones de campo de la neurología o también las recreadas por la fotografía contemporánea, como las metáforas visuales, las mismas a las que recurre la literatura o el cine y que evidencian que la imagen fotográfica cumple las funciones de la memoria.
Tal como señala la teoría de la percepción, recordar es reconocer imágenes en el sentido más amplio del término, al visualizar una imagen fotográfica intima, personal y vinculada a la trayectoria vital se inicia un proceso de enlace con otras tantas imágenes que forman ese recuerdo. Bajo esta interpretación hay que considerar que nuestra mente registra mucha información en forma de imágenes, y por tanto, se presenta como un elemento esencial en la activación de la memoria, porque nos permite reconocer aquello que ya conocemos.
Por último, si las fotografías son consideradas como un componente esencial en la memoria individual, también pueden representar un motivo para la memoria colectiva. Esta potencialidad de la fotografía nos hace ver y demuestra posibilidades que ya conocemos, pero que no están explotadas de esta manera, ya que la fotografía no solo contiene memoria, sino que puede recrearla a través de un discurso.
La imagen pasa a considerarse portadora, comunicadora y reforzadora de identidades grupales. Los contenidos de las imágenes, son una reproducción ideologizada y subjetiva, una expresión de comunicación para un grupo humano determinado.
Fotografía Eduardo Nave
Por ejemplo, las imágenes de espacios físicos, seleccionados de forma individual e íntima, atendiendo a recuerdos infantiles y de juventud, son recurso original y privilegiado para la evocación de memoria colectiva, conocimiento y sentido de pertenencia de futuras generaciones.
Si creamos una imagen evocadora, personal, íntima y la acompañamos con el discurso histórico, anecdótico y vital que evoque esa imagen, siendo individual, se transforma en memoria colectiva de toda una comunidad, fuente de inspiración y de pertenencia para las generaciones futuras.
Por otro lado, el relato basado en una imagen cumple con una función emotiva y expresiva a la vez. Si bien los contenidos del relato son interpretaciones subjetivas, para la persona entrevistada constituyen la “verdad”, una verdad que también es aprendida y capturada a nivel grupal, por lo que el relato es proporcionado como “verdad” que se objetiva a partir de otros relatos. Las historias construidas por un sujeto, forman a la vez parte de las historias del sistema social donde éste se inserta. Por un lado entonces, es posible identificar un relato individual, y por otro, cuando éste forma parte de un grupo, pasa a constituir parte de una red o tejido de información que formará parte de la memoria e identidad grupal.
Fotografía Cristina García Rodero
Fotógrafo y fotógrafa, te propongo una investigación enmarcada bajo un proyecto fotográfico con texto. Existen fuentes y referencias técnicas dentro de la fotografía contemporánea que actualmente acepta este soporte como forma de investigación social: Sophie Calle, Gillian Wearing, Bleda y Rosa y otros artistas contemporáneos.
El desconocimiento sobre los procesos históricos provoca falta de comprensión sobre nuestro presente, generando una sociedad desarraigada y poco participativa. Es necesario dar luz visual y textual a la historia de nuestros antepasados directos vivos, padres y abuelos. La historia futura se debe construir sobre el saber de lo que fuimos, de dónde venimos. Solamente se es dueño del presente, solamente existe arraigo a una comunidad y cohesión social cuando se conoce su historia.
Muchos objetos evocan la memoria: un viejo sillón, un cartel repintado en una tienda
de ultramarinos, un reloj de cuerda, una muñeca de porcelana, un pizarrín…, y, por
supuesto, la magdalena de Proust. Cuanto más dotado de carácter y más personal es el
objeto, más aguijonea esa memoria y la impone.
Gándara, 2012
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Amparo Muñoz Morellà. (abril 3, 2018). "Mirar para recordar. Fotografía y memoria". ANDANAfoto.com. | https://andanafoto.com/mirar-para-recordar-fotografia-y-memoria/.
[…] Mirar para recordar (ANDANA) […]