Invertir mi tiempo en conocerme un poco más es, sin lugar a dudas, uno de los mejores regalos que me hago por muchos motivos, pero sobre todo, porque me permite ser un poco más coherente, un poco más auténtica, un poco más amable conmigo misma, me aporta una mirada más ajustada acerca de quién soy y amplía mi espacio de consciencia. Me ayuda a entenderme mejor y entender mejor a las personas a las que acompaño en su proceso terapéutico y esto me satisface. Me siento agradecida por todo lo vivido.