“Hay una fuerza vital, una energía, que fluye a través de ti en acción, y como hay un solo tú en todos los tiempos, esta expresión es única y, si la bloqueas, nunca existirá a través de otro medio y se perderá.” Con esta frase, Martha Graham, máxima figura de la danza contemporánea en el siglo XX, se encargó de romper los moldes de la danza clásica, en paralelo a lo que hizo Picasso en la pintura, pero a ella no la estudiamos en los libros de texto.
Fotografía de Claudia Masciave
Las barreras que encuentran las mujeres artistas de cualquier disciplina son las mismas que se producen en la fotografía, por ello sigue siendo necesario reivindicar el trabajo de la mujer en el arte. Es necesario reflexionar sobre la ausencia de mujeres artistas, y mucho más fotógrafas, en las ferias más importantes de arte contemporáneo, por qué los hombres son los principales embajadores de las marcas oficiales o por qué el World Press Photo selecciona tan pocas mujeres.
Ahora mismo, en las galerías de arte, en museos, ferias y congresos el dominio es masculino. Los grandes poderes artísticos, intelectuales y económicos están ocupados por hombres. Sorprendentemente en el Museo del Prado hay obra de más de 5.000 hombres y tan solo de 53 mujeres.
Fotografía Adela Zarcero
En entornos más cotidianos, la presencia de fotógrafas en la representación de marcas de cámaras fotográficas es escasa y, en ocasiones, nula. Las empresas seleccionan a los prestigiosos hombres fotógrafos de cada país para probar, mostrar y promocionar sus más innovadores productos. A su vez, el fotógrafo seleccionado da a conocer su obra y asume cierto prestigio, lo que hace crecer su trabajo. Las fotógrafas no tienen apenas espacio en este sector.
El Premio Nacional de Fotografía solo se ha otorgado en España a cuatro fotógrafas; el Hasselblad a siete; la inmensa mayoría de ponentes en festivales de fotografía son hombres; son los referentes de las universidades o centros de formación en fotografía. Que las fotógrafas están infrarepresentadas en los puestos de visibilidad y en las artes es la realidad del siglo XXI.
No existen razones objetivas de estas decisiones tan poco igualitarias, ni siquiera comerciales. Cada vez son más las mujeres de enorme talento que se dedican profesionalmente a la fotografía e innumerables las que deciden aventurarse en la producción de imágenes como herramienta artística, de ocio, desarrollo personal o empresarial.
Fotografía Diana Insua
Para solucionar los problemas el primer paso es ser consciente, reconocer que un 50% de la población no está representada y entender que es perjudicial, no solo para las mujeres. Hombres y mujeres formamos equipo y nuestras carencias y necesidades, deseos y recuerdos, presencias y olvidos, nuestras obsesiones proponen reflexiones mucho más amplias acerca de la mirada al mundo.
Un segundo paso es la inminente necesidad de investigaciones que rehagan la historia de la fotografía, y otras historias, que se reconstruya desde postulados que no dejen entre reglones a una parte de la humanidad, que den voz y visibilidad a las mujeres olvidadas. Porque lo que no se ve, no existe.
Las mujeres en el mundo del arte han sido objeto de múltiples y erróneos usos, más allá del ámbito creativo o artístico. La fotografía es comunicación y, a diferencia de otros medios, tiene un fuerte poder de convicción. Imágenes de mujeres frágiles, solitarias, sometidas, violentadas o sin identidad han permitido confirmar estereotipos contrarios a la fuerza o a la libertad. Si bien es cierto que la historia del arte la han protagonizado las imágenes de mujeres; ellas han sido las modelos y musas, los personajes principales de los cuadros más importantes: las señoritas de Avignon, las Majas, la Mona Lisa, las Venus, las bailarinas de Degas o las prostitutas de Touluse-Lautrec. Son las actrices principales en las fotografías comerciales, aparecen en las paredes de los museos, regalan su imagen, pero son muy pocas las que firman estos trabajos.
Fotografía Libertad Zanón
La fotografía llega a las mujeres a la vez que a la humanidad. Desde sus inicios muchas amaron este instrumento que permitía guardar memoria y expresar arte. Fotógrafas como Anna Atkins (1799-1871), Julia Margaret Cameron (1815-1879), Lady Clementina Hawarden (1822-1865), la Condesa de Castiglione (1837-1899) o Hannah Cullwick (1833-1909) fueron pioneras en este campo y aunque muchas de ellas han sido veladas por el éxito de sus parejas masculinas como Constance Fox Talbot (1811-1880), Gerda Taro (1910-1937) o Martine Frank (1938-2012), también es cierto que la actividad fotográfica en los hombres del siglo XIX fue mayor, pero la falta de interés en documentar la presencia de mujeres en estudios fotográficos, muchas veces formando equipo junto a ellos, ha determinado la errónea idea de que ellas no estaban en este trayecto.
Las mujeres han jugado en la sombra papeles importantes pero muchas no fueron documentadas, preferían atribuir sus trabajos a sus esposos, que la sociedad valoraba más y pagaba mejor. Además, es lógico pensar que, de acuerdo con la ideología del momento, las mujeres no consideraban valioso su trabajo tal y como lo hacían los hombres, y esto ha impedido conservar muchas imágenes creadas por ellas.
Es el movimiento vanguardista de finales del siglo XX el que está permitiendo que las mujeres se incorporen al mundo del arte y que las fotógrafas empiecen a ser fuertes y visibles en la escena artística. Pese a que la gran mayoría de mujeres eran musas-objetos y se situaban frente a la cámara, la obra de mujeres como Cindy Sherman, Gillian Wearing o Cristina Garcia Rodero forman parte de importantes museos y son fuentes de inspiración para innumerables artistas.
Desde Eve Arnold, la primera reportera de la agencia Magnum, el desarrollo masivo de la imagen y la democratización de la fotografía ha supuesto todavía más la completa pérdida de control sobre la propia imagen: musas, pero esta vez en muchas manos. Hoy el vestuario ya no es opresor, corpiños y cancanes se sustituyen por formas de opresión más simbólicas, que requieren conocimientos, crítica y reflexión visual.
Pero, son muchas las mujeres que encuentran a través de las expresiones artísticas una forma de mostrar su fortaleza a través de la propia representación, tanto del cuerpo femenino, que hasta el momento estaba mediado por intereses masculinos, como de sus intereses, creencias, proyectos y verdades. La fotógrafa se hace fuerte cuando modelo y creadora son la misma persona y esto empieza a dar mucho gusto.
Son las propias fotografías las que en ocasiones reivindican la corporalidad de la mujer desde la propia mirada femenina, donde el significado de la desnudez habla de búsqueda y de intimidad, siendo ellas las que crean y se representan: musas y diosas, objetos y sujetos. Tienen múltiples visiones, son multidisciplinares, multitemáticas y utilizan todos los medios para transmitir sus mensajes.
La igualdad también se reclama en las redes sociales, Facebook, Flickr o Instagram han sido espacios para darse a conocer, para que empecemos a mirarlas, pero además son plataformas de interacción e intercambio, espacios donde conocerse, reivindicar y trabajar. En estos espacios virtuales las fotografías son medio de comunicación, se combinan con palabras como herramienta de relación con los demás. Todo el mundo las usa. Si antes utilizábamos las palabras, hoy son las imágenes, volvemos a siglos pasados, en el que se contaba la historia de la humanidad con pictogramas e imágenes religiosas, con el riesgo ideológico que esto supone. En este sentido hoy encontramos imágenes decorativas, de puro consumo y otras que nos pueden hacer pensar; imágenes que producen placer en quien las mira o imágenes que cuestionan y mueven al cambio, estas últimas son las que reivindican muchas mujeres fotógrafas.
La fotografía ofrece evidencias y valor documental a lo que se explica, tendemos a pensar que lo que vemos existe, por ello puede crear una determinada forma de pensar, formar creencias y valores. Si la fotografía construye pensamiento, debemos preguntarnos si no será necesario un cambio en el imaginario, si debemos continuar creando y dando a conocer unos determinados tipos de imágenes o necesitamos otras. La fotografía es una construcción humana que transmite puntos de vista particulares, expresiones individuales cimentadas en espacios educativos sociales y comunes. Será fundamental ser consciente durante el proceso de creación de nuestra memoria e identidad, advertir que, aquello que transmito con una imagen produce pensamiento en quien lo mira.
Fotografía Elisa Rivera
No existen estudios sobre si es posible conocer si una fotografía fue creada por un hombre o una mujer, si existen miradas masculinas o femeninas. En ambos casos encontraremos construcciones que permiten la implicación o no del espectador, imágenes que remueven historias, creaciones que invaden pensamientos. Hombres y mujeres crean, investigan, experimentan la realidad, se identifican con su trabajo y regalan al mundo su propia y particular forma de verlo, sin diferencias.
Es momento de reclamar y denunciar públicamente la escasa representación de la mujer fotógrafa, pero también es momento de romper techos de cristal, visibilizarnos, atrevernos a salir, a publicar, a presentar nuestro trabajo a marcas oficiales y a los premios más importantes. Si la mayoría de ocasiones nos quejamos de nuestra falta de presencia en determinados espacios, hasta el momento monopolizados por hombres, es momento de tomar la responsabilidad que esto supone y mostrarnos, reclamar un espacio real en el mundo del arte.
La edición del Magazine PHOTOPICS ART dirigido por Javier Fernandez ha querido dar luz y visibilizar a las fotógrafas, una pequeña selección del gran talento femenino; la cata de unos maravillosos trabajos que muestran que todavía es importante y necesario hablar de ellas. Es una fuerte apuesta por mantener la lucha y el deseo de que la sociedad mire hacia las mujeres creadoras, artistas e intelectuales.
Es posible que reunir a mujeres, por el mero hecho de serlo, en una exposición o en una revista, iniciativas que apuestan por la visibilidad de las mujeres, no resulten necesarias, pero sin estas iniciativas, que recuperan miradas de mujer ausentes o ninguneadas en la historia del arte, los libros, las ferias y los congresos no las habría ido incluyendo, poco a poco, ni ellas se hubieran sentido con valor para seguir creando.
Las acciones positivas o la paridad pueden garantizar, en este momento, que podamos conocer el trabajo de muchas artistas excelentes y que no se queden fuera del juego histórico. La presencia femenina en colecciones, premios, comités directivos, jueces de concursos, dirección de museos…, en definitiva, en las instituciones desde las cuales se diseña la historia, creencias, valores.,. es muy escasa, no salen las cuentas. “La comprensión es una calle de doble sentido” como decía Eleanor Roosevelt y solo desde este doble sentido podremos analizar la realidad, por ello hay que crear redes y aunar esfuerzos para reclamar lo que es de todos, como decía Virginia Satir, “no podemos dejar que las percepciones limitadas de los demás terminen definiéndonos”.
Fotografía de Javier Fernández, director del Magazine Photopics Art
Es fácil encontrar a aquellas fotógrafas, artistas profesionales que pueden representar a marcas oficiales, que tienen trabajos dignos de ganar el premio más importante o que formar parte de la historia. Puede optarse por prestigiosas hermanas mayores como Cristina Garcia Rodero, Cristina de Middel, Isabel Muñoz, Ouka Leele… entre muchas otras, y también por esta propuesta de PHOTOPICS ART: Mujeres jóvenes y valientes que se han adentrado en un mundo creativo, repletas de talento y que cada día demuestran ser mejores profesionales.
Y recuperando palabras de Martha Graham “Nunca pienso en las cosas que hice; solo en las cosas que quiero hacer, en las que todavía no he hecho”.
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Amparo Muñoz Morellà. (marzo 28, 2018). "Musas y Diosas". ANDANAfoto.com. | https://andanafoto.com/musasydiosas/.