© Un perro andaluz. Fotograma Luis Buñuel. 1929
El verdadero viaje del descubrimiento
no consiste en buscar nuevos caminos,
sino en tener nuevos ojos.Marcel Proust
No me gusta ver una maravillosa fotografía y que mi mirada caiga en esa herida, en la marca a fuego del creador, invalidando el paseo visual de la persona que observa y contempla. Por eso, te invito a poner en marcha tu pensamiento crítico, otra forma de mirar.
Existe un gran número de profesionales de la fotografía que creen que deben aplicar marca de agua a sus imágenes por dos razones fundamentales: la primera, para que sus fotografías no sean robadas; la segunda, para publicitarse de una forma directa y económica. Es cierto, protege de robos fáciles y cualquiera puede saber la autoría de la fotografía pero ¿cuál es el coste?
© Eugeni Forcano
De pequeños se nos entrena para aprender discriminación visual, concretamente aprendemos a detectar letras o símbolos antes que cualquier otro tipo de señal. Este aprendizaje es fundamental para aprender a leer y queda a fuego en nuestro cerebro. Priorizamos las letras o símbolos, por ello, cuando percibimos una imagen y nuestra mirada cae inevitablemente en las letras o símbolos. Por tanto, ¿dónde crees que viaja tu mirada cuando te deleitas mirando una fotografía? Una y repetidas veces al mismo lugar: La marca de agua.
En un mundo en el que nos expresamos a través de la imagen, entendiendo esta como composición, historia, proyecto personal, identidad… no tienen ningún sentido que “manchemos” nuestro trabajo. Es como si fuéramos al cine y tuviéramos la firma del director en la esquina de la pantalla. Se trata de un elemento totalmente invasivo y poco delicado, que corrompe literalmente la imagen, haciendo que el paseo visual se vea interrumpido o totalmente dañado.
Si quieres dejar claro que tienes la autoría de una fotografía, utiliza los metadatos de la imagen. Borrar o recortar la marca de agua es bastante sencillo con un programa de edición.
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© Annie Leibovitz
La imagen es la forma de expresión del fotógrafo, y para la persona que las disfruta es una experiencia visual. Las fotografías deben ser contempladas y para ello debe existir un equilibrio, una sincronía con la imagen plasmada y con el espectador, hacer visible, lo invisible.
Ni Ansel Adams, Henri Cartier-Bresson, Cristina Garcia Rodero, Bárbara Traver… ni muchos otros artístas utilizan la marca de agua. En la fotografía contemporánea jamás aparece, por tanto, tú como persona que crea y se expresa a través de imágenes puedes hacerte la siguiente pregunta:
¿es importante lo que cuento o expreso con mi fotografía o es importante que aparezca mi nombre?
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© Viaje a la luna. George Méliès
No te resistas a eliminar las marcas de agua, trata tus imágenes como realmente se merecen y realiza esta reflexión ¿miedo a que te las roben? ¿Publicidad? o ¿ego fotográfico?