Encontrarse, quererse y poseerse,
asumirse, expresarse y ser uno mismo
con toda una experiencia vivida.
Ver y Revelar se proyectaba como un espacio de autodescubrimiento y la metáfora de revelar sobre papel, como antes, a las sales de plata, en un lugar privilegiado de Valencia, el Centro Calima.
Casi tres días de convivencia para conocerse y compartir, rodeados de la naturaleza y magia de Calima, disfrutando de charlas, ejercicios y proyectos, pero también, de paseos, piscina y la maravillosa cocina de Pepín Zurriaga.
Desconectar, pero también conectar con los otros y sobretodo con uno mismo. Por eso, han aparecido brillos en los ojos, lágrimas de descubrimiento, nudos en la garganta, clics de proyectos presentes y futuros y clics de nuevas oportunidades e ilusión.
Hemos conocido el poder de transformación y proyección de las imágenes; cuando habla la fotografía produce revelaciones directas, insights, que resuenan directamente en nuestra emoción, que derrumban muros y nos permiten ser conscientes de que la realidad puede mirarse y revelarse de otra manera, mucho más auténtica, saludable y feliz.
Las imágenes de cada participante dependen de la propia historia, del modo particular de ver la vida, que revelan emociones y sentimientos, muchas veces ocultos, mensajes únicos para el que mira.
Podemos contar que Jessica llegó a Calima, aunque se le estropeara el coche, después de todo el día trabajando, con una gran sonrisa. Su imagen fue la primera en revelarse, aunque ella ya lo había hecho por la tarde viendo su foto del mar.
Que Mari Carmen y su cámara discreta captaron miradas y luces únicas. Y, aunque dice que se pierde, nos hizo de guía para volver a casa.
Que Maika ha decidido explorar más a fondo la fotografía analógica, dice que es como parir, y ya tiene familia numerosa.
Que Cristina ya no es de hojalata. Ha descubierto su yo metalizado, brillante, que por dentro tiene corazón de gominola y le da brillo cuando quiere.
Que la dulzura de Amparo espera, con ilusión. Y Vicente más, enseñándonos a jugar, a mirarnos y descubrir que la vergüenza no existe cuando aparece un columpio.
Que Pepín nos alimentó el alma y los sueños de volver a Calima a disfrutar de su sabor, color y textura. Y contaremos también que Deva Sand tiene magia, toda ella, creadora, alma mater de Calima. Diosa.
Ver y Revelar ha sido lugar de formación y espacio de descubrimiento. Unos días con los que encontrarse, descubrirse y revelarse. Una emoción permanente para iniciar una nueva mirada al mundo, un darse cuenta, un hallazgo afortunado, serendipia.
Solo en Ver y Revelar hemos leído fotografía con los pies descalzos y la luz de los grandes ventanales de Calima.
Solo en Ver y Revelar nos revelamos por dentro durante el día, para después revelarnos sobre papel, a altas horas de la madrugada, como alquimistas contribuyendo a la magia de la noche.
Solo en Ver y revelar hemos creado proyectos fotográficos de un día, que durarán toda la vida.
Javier, Ismael y yo nos sentimos muy afortunados de crear un proyecto como este, que supera nuestras expectativas y nos llena con la ilusión de volver a preparar pronto, la II Edición de Ver y revelar.
Millones de gracias.
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