La fotografía está firmemente integrada en nuestra forma,
y la que tienen otros,
de tratar nuestra identidad.
Descubrí el trabajo de Joe Spence por casualidad, esa serendipia por la que aparecen las cosas buenas de la vida.
Investigaba sobre el uso de la fotografía para el autoconocimiento, leía el libro “Álbum de familia” de Pedro Vicente y otros autores. En uno de los artículos aparecía el nombre de Joe Spence y decidí investigarla.
Encontré el libro JO SPENCE: MÁS ALLÁ DE LA IMAGEN PERFECTA. FOTOGRAFÍA, SUBJETIVIDAD, ANTAGONISMO. Editado por el MACBA de Barcelona en 2005, con motivo de una exposición de la autora-artista en este museo.
Fue un gran descubrimiento. Pocos libros hablan tan claro sobre los procesos de fotografía terapéutica y el uso de la fotografía en espacios personales y de intervención social. Los escritos plantean su trabajo de una manera clara y accesible, planteando ejercicios y visibilizando por primera vez el gran poder terapéutico y social de la fotografía.
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Jo Spence nació en 1934 y situó la fotografía en un contexto educativo, de hecho se refería a sí misma como fotógrafa educadora. Utilizaba la fotografía como herramienta de visibilización, de representación y de curación de procesos personales y sociales, también fue una artista clave en la fotografía anglosajona a partir de los años setenta.
Comenzó su carrera ayudando a fotógrafos comerciales, antes de establecer rápidamente su propia agencia especializada en bodas, retratos familiares y portfolios de actores.
A comienzos de los años setenta, el trabajo de Jo Spence pasó de la actividad comercial a iniciar la creación de fotografías en contra de las imágenes idealizadas ofrecidas por la publicidad.
Afirmaba que la fotografía es un instrumento para visibilizar los cánones culturales que nos rodean y enferman. Exploró cómo se construyen las imágenes, los estereotipos, los usos sociales y mediáticos de la fotografía.
En 1974 fundó con Terry Dennet, fotógrafo que se convertiría en colaborador de por vida, el Photography Workshop Ltd. , una organización independiente dedicada a la educación, la investigación y que incluía un espacio de exposiciones y recursos para la producción fotográfica. Ambos tenían una creencia común: el potencial de la fotografía.
Desde 1982 desarrolló trabajos de forma innovadora utilizando teatro y fotografía. Técnicas de escenificación inspiradas en el teatro de Bertolt Brecht y en los escritos de Augusto Boal sobre Teatro del oprimido, con dos herramientas clave: la proyección fotográfica y la construcción de la propia imagen.
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Este camino le llevó en 1984 a iniciar sus experiencias de fotografía terapéutica a través del acompañamiento.
El considerable logro de la fotografía terapéutica fue invertir la relación tradicional entre el fotógrafo y el sujeto; si históricamente el sujeto tenía poco control sobre su propia representación, la fototerapia cambia esta dinámica. El sujeto es capaz de actuar a través de narraciones personales y reclamar la autoría y responsabilidad de su propia biografía.
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Jo Spence fue educadora y también escritora, aparecia regularmente en revistas como Ten.8, Cameraworks y la revista feminista Spare Rib. En 1986 publicó Putting Myself in the Picture para Camden Press, reuniendo sus trabajos más duros y auto-representacionales con el objetivo de inspirar a una generación más joven de fotógrafos.
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Creemos que cada uno de nosotros tiene un conjunto de imágenes arquetípicas personales en la memoria, imágenes que se han producido por medio de varias fotoprácticas: la foto del colegio, es un ejemplo. Estas fotos están rodeadas de grandes cadenas de connotaciones y recuerdos enterrados. Necesitamos dragarlas, reconstruirlas o incluso reinventarlas para que trabajen para nosotros, en vez de seguir siendo la mitología de otros como arquetipos fotográficos”.
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Su trabajo habla de la auto representación, de los estereotipos de la belleza y la salud, reflexiona y plantea los primeros ejercicios prácticos sobre la representación social a través de la fotografía, así como establece unas importantes aportaciones al feminismo. Elabora y trabaja sobre los usos privados de la fotografía, en concreto el álbum familiar.
Abordó los aspectos que no aparecían en el álbum familiar, entre ellos el divorcio, la enfermedad y las relaciones tensas.
“¿Qué se omite en el álbum familiar?
Los recuerdos representados, ¿de quién son?
Intervenir conscientemente en el proceso de documentación de la familia significa juzgar porqué deben verse o no ciertas acciones y sus resultados.
Lo impensable, indecible, incognoscible se hace visible. “
Se dió cuenta del poder de la fotografía, en términos del encuentro psicoterapéutico entre fotógrafo y sujeto, autorretrato o retrato. Tratando la relación entre las imágenes y la identidad personal.
Jo Spence realizó también un trabajo fotográfico íntimo al final de su vida. Su serie de fotografías titulada The Picture of Health narra y critica los procesos de infantilización, victimismo y despersonalización que experimenta un enfermo durante su tratamiento, así como la búsqueda de terapias alternativas.
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“Durante mi recuperación del cáncer de mama empecé a usar la cámara para explorar vínculos a los que nunca me había aproximado antes: vínculos entre mí, mi identidad, el cuerpo, la historia y la memoria. Estaba comenzando a habitar mi propia historia y las partes ocultas de mi yo.”
Probablemente existan otras referencias al origen de la fotografía terapéutica, pero a mi entender nada tan extenso y con tanta proyección como el trabajo de Joe Spence, que deja un rico legado de teorías, prácticas, ideas y proyectos sobre el uso terapéutico de la fotografía, camino abierto para todos aquellos que investigamos este campo.
La cámara es un testigo.
La cámara escucha sin juzgar.
El poder de la fotografía es “hacer visible”