Dormir en un museo de arte contemporáneo compartiendo cama con obras de Gillian Wearing, Julio González o Grete Stern es una oferta muy atractiva.
Viernes, 4 de diciembre, a las 8,30 de la tarde, unas 40 personas nos reuníamos en el hall de IVAM, uno de los museos de arte contemporáneo más importantes de España, para disfrutar de la experiencia. La idea era esta:
¿Qué pasa cuando no pasa nada? Una actividad pensada para dar un uso diferente al museo, ideada para repensar el espacio.
Y eso fue lo que pasó.
Todas las salas estaban cerradas, no pudo verse una sola obra de arte en esa noche, por lo que decidimos pensar no pasa nada, haremos nuestras propias obras, vamos a hacer fotos.
Más tarde se nos comunicó que tampoco había preparada ninguna actividad, por lo que volvimos a pensar no pasa nada, seguiremos haciendo fotos y pensaremos sobre ellas.
Y es que, cuando no pasa nada, mientras contemplamos las musarañas, se activan los circuitos neuronales denominados red por defecto, los que hacen soñar despiertos, conectan experiencias y crean nuevas historias. Es por eso que el ser humano tiene la tendencia natural a inventar cosas raras, a crear, para salir del aburrimiento. Así empezó su camino de escritor Enrique Vila-Matas. Lo cuenta en la entrevista Lo que pasa cuando no pasa nada.
La noche la hicimos agradable las personas que allí participamos. Charlar, comer, compartir con los demás siempre es enriquecedor. Ocupar el espacio, aunque solo fuera el hall, fue una experiencia nocturna curiosa y motivadora, por lo menos, para escribir este post y mostrar las fotos de lo que pasa, cuando no pasa nada.
La propuesta al IVAM de Vicente Arlandis y Sandra Gómez de La Sauna Internacional ofrece un elemento de valor a este museo. Es el inicio de un proyecto que puede cambiar el concepto de los espacios públicos. Esperamos que museos, teatros y otro tipo de escenarios se atrevan con esta propuesta para que los ciudadanos optemos por esta nueva forma de mirar lo nuestro.
El amanecer nos encontró a las 8:04. Como los guerreros del caballo de Troya, dentro de la máquina, paraditos, silenciosos, esperando la orden para salir.
Por cierto, es un precioso libro de poemas de Jordi Cervera. Cada poema tiene su canción. En palabras de Enrique Vila-Matas, “literatura y rock para aquellas horas que juzgamos insignificantes y que en realidad están ahí para que relacionemos lo pequeño con el universo: un apasionante viaje interior hacia lo que pasaría si pasara”.
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